La Pinta: un proyecto cultural y gastronómico

Por: María Camila Dávila

Detrás de La Pinta hay una historia y un querer por un bagaje cultural impresionante.

Todo lo que se sirve en la casa cultural de la calle 56 con carrera 4 es tan apetitoso como la historia de cómo este emprendimiento español desembarcó en el Nuevo Mundo. En 2015 el grupo LALALA se formó en Madrid, España, gracias al interés de unos jóvenes emprendedores que, al dedicarse cada uno a su profesión, encajaron perfectamente para llevar a cabo la apertura de varios proyectos gastronómicos. Estos lugares no solo buscan ofrecer la mejor comida, también crear y proporcionar espacios únicos. El concepto, la manera en la que se llevó a cabo y el impacto que ha causado, sorprendió y motivo a un grupo de jóvenes colombianos y los llevó a embarcarse en la idea de abrir algo similar en su propio país. Una vez el grupo LALALA tomó la decisión de apoyar y llevar a cabo la iniciativa de los colombianos, viajaron a nuestro país para captar la inversión y buscar socios locales. 

La idea de que la casa cultural se haya abierto en ese lugar no fue un hecho al azar. La vibra del barrio cautivó a muchos y enterarse de que la casa es patrimonio cultural los terminó de convencer. Desde el principio estaba claro que se impulsaría el emprendimiento de los jóvenes colombianos y esto se reflejó al momento de armar lo que sería desde el 12 de enero la casa cultural La Pinta. 

El arquitecto encargado de aterrizar la idea fue Julián Valderrama de la mano de Colette Studio, una empresa de arquitectura y diseño que se formó también por la iniciativa de dos jóvenes. Hoy en día, quien entra a la casa cultural La Pinta siente un contraste entre el Viejo y el Nuevo Mundo. La barra, en la que se sirve una amplia variedad de cocteles elaborados por Carlos Andrés Castro, se caracteriza por sus tonos oscuros y su estilo europeo y, por el contrario, el jardín y la terraza se destacan por su ambiente mucho más tropical y colorido. Tanto las obras como las fotografías que decoran las paredes de La Pinta son de la autoría de dos jóvenes colombianos Pedro Santos y Lucas Villamizar.

Este lugar abre sus puertas para varios tipos de ocasiones. Por una parte, tienen una amplia carta enfocada en comida del mediterráneo en donde se puede encontrar, entre otros, un fideuá de remolacha y, su plato más vendido, la hamburguesita de cochinillo. Además de esto, en la casa cultural se celebran varios eventos como catas de vino y café, noches cubanas y noches de cocteles de autor donde se apoya la marca Ron Hechicera, otro emprendimiento colombiano. A finales de año, la casa cultural realizó una noche de piano, donde el artista invitado Soul, amenizó el ambiente. En abril, La Pinta trajo las Ferias de Andalucía a Bogotá. Las personas que asistieron pudieron disfrutar de un brunch en el que degustaron los platos típicos españoles que se ofrecen, como la tortilla de patata, los huevos estrellados y el queso manchego.  

La idea de la casa cultural es no perder su esencia en la que se busca promover la cultura, sobre todo de España, y los emprendimientos de jóvenes colombianos. Es esto lo que se refleja desde la arquitectura, los diseños, los platos que se sirven y los eventos. Definitivamente es un lugar plagado de cultura.